ZARAGOZA . ESPAÑA  12 de Julio de 2025

PARA HACERSE PRÓJIMO

Dos ojos para mirar
y ver corazones, reversos y cunetas
tan llenos de vida y llamadas
que detienen nuestros negocios
a pesar de su importancia y urgencia.

Dos oídos, también, para escuchar
los gritos y susurros del Espíritu
y de todos los silenciados de la historia,
que claman con fuerza
medio muertos en las cunetas.

Para oler, una sola nariz
con dos ventanas siempre abiertas
que testimonian la presencia
de un acontecimiento real
aunque se quiera negar su evidencia.

Unos labios para besar,
una garganta para hablar,
una boca para masticar y saborear,
y ese rostro que nos recuerda
lo buena que es la suavidad.

Un corazón que, a veces, duele
de tanto entregarse y palpitar
intentando romper la soledad
y crear igualdad y fraternidad.
Y todo el cuerpo para rozarse más.

También, una cabalgadura para viajar,
algo de dinero y mucha paz;
aceite, agua y vino en la mochila
por si acaso y por seguridad
y compartir en caso de necesidad.

Buenas relaciones en todos los lugares
aunque uno sea samaritano y extranjero;
tener la confianza de los posaderos
mostrándose de fiar y generoso
al ejercer la solidaridad.

Y si te ponen de héroe y ejemplo
o hacen con tu historia un bello relato,
tú guarda silencio y paz
y sigue tus negocios y camino
haciéndote, día a día, más prójimo.


SAN CLEMENTE-IGNACIO DELGADO CEBRIÁN . Nació en Villafeliche (Zaragoza, España) el año 1762. Vistió el hábito de los dominicos en Calatayud el año 1780. Ordenado de sacerdote, lo destinaron a las misiones de Oriente. Marchó a Filipinas en 1785, y llegó a Vietnam en 1790. Por su entrega a la tarea evangelizadora y sus cualidades apostólicas, los superiores lo nombraron Vicario provincial y, poco después, el papa Pío VI lo nombró obispo del Vicariato apostólico del Tonkín Oriental. En sus largos años de misionero se hizo todo para todos, convirtió y bautizó a numerosos paganos, ordenó de sacerdote a muchos indígenas, erigió casas religiosas. Los puntos principales de su programa fueron: las conversiones, la consolidación de la Iglesia local y la formación del clero nativo. Cuando estalló la persecución del emperador Minh Mang se escondió, pero fue delatado por un criado. Lo apresaron y, tras meses de suplicios, lo encerraron en una jaula y lo dejaron languidecer al sol. Allí murió a causa de la fiebre y la disentería el 12 de julio de 1838. Esto sucedió en la ciudad de Nan Dinh.

LA PALABRA DE CADA DÍA

12 de julio de 2025

Hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados.

1.-Oración introductoria.  

Señor, hoy sólo quiero pedirte en este rato de oración, que siempre se cumplan en mí tus deseos: “no está el discípulo por encima del Maestro”. Has puesto la meta demasiado alta como para poder no sólo superarla sino ni siquiera igualarla. Tan solo te pido  que  cada día me parezca un “poquito más a Ti”, que me sienta un “poquito” más cerca de Ti; que esté un “poquito” más entusiasmado contigo. ¡Un poquito más!

2.- Qué dice el texto. Mateo 10, 24-33

«No está el discípulo por encima del maestro, ni el siervo por encima de su amo. Ya le basta al discípulo ser como su maestro, y al siervo como su amo. Si al dueño de la casa le han llamado Beelzebul, ¡cuánto más a sus domésticos! «No les tengáis miedo. Pues no hay nada encubierto que no haya de ser descubierto, ni oculto que no haya de saberse. Lo que yo os digo en la oscuridad, decidlo vosotros a la luz; y lo que oís al oído, proclamadlo desde los terrados. «Y no temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; temed más bien a Aquel que puede llevar a la perdición alma y cuerpo en la gehenna. ¿No se venden dos pajarillos por un as? Pues bien, ni uno de ellos caerá en tierra sin el consentimiento de vuestro Padre. En cuanto a vosotros, hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No temáis, pues; vosotros valéis más que muchos pajarillos. «Por todo aquel que se declare por mí ante los hombres, yo también me declararé por él ante mi Padre que está en los cielos; pero a quien me niegue ante los hombres, le negaré yo también ante mi Padre que está en los cielos.

3.- Qué dice el texto.

Meditación-reflexión.

Me encanta el uso de los diminutivos en el evangelio. Los judíos, acostumbrados a la trascendencia y majestuosidad de Dios, tenían prohibida una oración que decía que “Dios cuida el nido de los pajarillos” ¿Cómo va a estar un Dios tan grande preocupado de algo tan insignificante? Pero he aquí que Dios, el verdadero Dios, el que se ha encarnado en la persona de Jesús, nos ha dicho que su Padre cuida de los pajarillos y hasta tiene tiempo para contar los cabellos de nuestra cabeza. Si eso sabe hacer con lo pequeño ¿qué hará con lo grande, con sus hijos queridos? La mirada cariñosa de Dios sobre cada uno de nosotros, seres en sí tan insignificantes, nos hace grandes, nos hace importantes, nos hace crecer.

“No tengáis miedo…nada hay oculto que no deba saberse” Confieso que esta frase del evangelio nunca la había entendido hasta que no ha venido el Papa Francisco. No hay que tener miedo a los casos ocultos, a los pecados escondidos, a la basura de los pozos negros de la Iglesia. Todo debe ser sabido, juzgado y, en su caso condenado, precisamente para que no vuelvan a ocurrir en el futuro. La Iglesia de Jesús nunca debe tener miedo a la verdad.

Palabra del Papa

“También nosotros, en la oración debemos ser capaces de llevar ante Dios nuestras fatigas, el sufrimiento de ciertas situaciones, de ciertas jornadas, el compromiso cotidiano de seguirlo, de ser cristianos, y también el peso del mal que vemos en y alrededor de nosotros, porque Él nos da esperanza, nos hace sentir su cercanía, nos da un poco de luz en el camino de la vida. […] Cada día en la oración del Padre Nuestro le pedimos al Señor: «Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo». Reconocemos, por ello, que hay una voluntad de Dios con nosotros y para nosotros, una voluntad de Dios en nuestras vidas, que debe convertirse cada día más en la referencia de nuestro querer y de nuestro ser; reconocemos entonces que es en el «cielo» donde se hace la voluntad de Dios y que la «tierra» se vuelve «cielo», lugar de la presencia del amor, de la bondad, de la verdad, de la belleza divina, solo si en ella se hace la voluntad de Dios. Benedicto XVI, 1 de febrero de 2012.

4.- Qué me dice hoy a mí este texto que acabo de meditar. (Guardo silencio)

5.- Propósito. Salir a la Naturaleza y observar la cantidad de cosas pequeñas; bellas, hermosas. Y dar gracias a Dios por cada una de ellas.

6.- Dios me ha hablado hoy a mí a través de su Palabra. Y ahora yo le respondo con mi oración.

Señor, quiero acabar esta oración dándote gracias por haberte fijado en lo pequeño, en lo que no cuenta, en aquellos que no se dan importancia. Y, a la hora de elegir a tu propia madre, te fuiste a una aldea insignificante, a una doncella innominada, y le propones la gran oferta de ser tu madre. ¿Qué viste en ella? Lo dice María en el Magníficat: “Ha mirado la humildad de su esclava”. Crear es hacer una cosa de la nada. Dejemos que Dios siga haciendo cosas tan bellas con nosotros, ¡con lo poco que somos!…


Hoy el reto del amor es leer el Evangelio de Mateo 13, 24-30 – la parábola del trigo y la cizaña

Hola, buenos días, hoy Leti nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.

CAMPOS DORADOS

Hace unos días fui a Burgos para acompañar a una hermana al médico. En la carretera nacional había un accidente, así que nos desviaron por los pueblos. La verdad es que lo que en un principio parecía un contratiempo, se convirtió en una gozada disfrutando de los paisajes.

Los campos están repletos de trigo y cebada; las espigas ya están altísimas, preparadas para ser cosechadas en pocos días. Pero lo que realmente me llamó la atención fue ver cizaña: verde, mezclada en medio del trigo, de la misma altura o más. Se distinguía perfectamente: todo amarillo y, en medio… mala hierba verde.

Rápidamente me llevó a la parábola del trigo y la cizaña, que los evangelistas nos han transmitido de Jesús.
Mientras observaba los campos, le decía al Señor que, si intentaba quitar esa cizaña, estropearía el trigo, tendría que pisar para poder llegar. Ahora entendía por qué Jesús dice que no se arranque, sino que dejemos crecer juntos el trigo y la cizaña, que Él ya lo separará cuando lo coseche.

Nunca había entendido esta parábola. Yo pensaba que se podía quitar sin dañar al trigo, pero esto no es posible. Le pedía al Señor paciencia en mi vida, porque cuando algo no entiendo o me hace sufrir, rápidamente me lo quiero quitar de encima. Y Jesús nos dice: “Sé paciente, todo tiene su momento”.

Pero seguí observando, y le decía al Señor que nunca la cizaña se convertirá en trigo, que el mal es mal y el bien es bien. Que cuando hacemos una opción por el bien, será cosechado el bien. Y que, tarde o temprano, se distingue todo. A veces intentamos justificarnos o defendernos de injusticias. Pero Jesús nos dice que vivamos de Él, que no vivamos pendientes de la cizaña, sino de crecer como trigo sano y grano gordo. Lo demás se ocupa Él.

Hoy el reto del amor es leer el Evangelio de Mateo 13, 24-30 – la parábola del trigo y la cizaña. Si puedes, da un paseo por un campo de trigo y ora con la parábola.

VIVE DE CRISTO

¡Feliz día!

IMAGEN Y FE

Le Désespéré (El Desesperado o Desesperación),

Pintura de Gustave Courbet (1819-1877),

Pintado entre 1843 y 1845,

Óleo sobre lienzo

© Alamy

Reflexión sobre el cuadro

En la lectura del Evangelio de hoy, Jesús nos ofrece una visión profunda de la naturaleza de la atención que Dios nos presta. Nos recuerda que ni un solo gorrión cae al suelo sin que Dios lo sepa. Si hasta la más pequeña y menos apreciada de las criaturas es vigilada con tanta atención, cuánto más nos cuida y protege Dios a cada uno de nosotros. Jesús lleva esta imagen aún más lejos: cada cabello de tu cabeza está contado. Es un pensamiento asombroso. Los detalles más pequeños de nuestra existencia, detalles de los que apenas somos conscientes, son plenamente conocidos por Dios.

Es fácil preguntarse si Dios puede realmente preocuparse por mí, como una persona entre miles de millones. En un universo inmenso, podemos sentirnos pequeños y desapercibidos. Sin embargo, Jesús se dirige directamente a ese temor: Dios te conoce de cabo a rabo. No estás perdido entre la multitud, ni olvidado en el remolino de la historia. La relación de Dios con cada uno de nosotros es profundamente personal. Nos observa, nos conoce y nos ama como nadie más puede hacerlo. Y porque Dios nos ve y nos conoce tan íntimamente, Jesús nos insta a vivir sin miedo.

Al elegir un cuadro para acompañar la reflexión de hoy, me sentí atraído por una imagen rebosante de cabellos, salvaje, indómita, incluso caótica. Le Désespéré (El hombre desesperado), de Gustave Courbet, un autorretrato pintado entre 1843 y 1845, muestra al joven artista en un momento de cruda emoción. Con los ojos muy abiertos por la alarma, se agarra la espesa cabellera en un gesto de desesperación. Es una poderosa imagen de la ansiedad humana y de la confusión interior. Sin embargo, el Evangelio de hoy ofrece un contrapunto sorprendente: Dios conoce hasta los cabellos de nuestra cabeza. Cada mechón de pelo de Courbet, cada uno de los que agarra con angustia, es conocido por Dios. Por eso, en realidad, no hay que desesperarse. El mismo Dios que cuenta cada cabello es el que vela por cada uno de nosotros con infinito cuidado. El retrato de Courbet podría verse no como un grito al vacío, sino como una invitación tácita a la esperanza. No debería haber desesperado; debería haber tenido siempre esperanza... porque Dios le conoce y le ama íntimamente.